10/04/2019 | #costarica
Naturaleza, aventura, playa y cultura, son las palabras que definen a Costa Rica. Su accidentada geografía, hace que sea reconocida por sus playas, volcanes y bosques tropicales. Su exuberante flora y fauna, lo convierten en uno de los países con mayor biodiversidad del mundo. ¡Empecemos el viaje por Costa Rica!
Su capital, San José, se ubica en la región del Valle Central, en el centro del país, rodeada de hermosos bosques. Es el punto estratégico, desde donde empezar cualquier viaje por Costa Rica. Las calles laberínticas y los edificios coloniales españoles, son los encargados de darle el toque tan característico a esta ciudad. Tomemos un café en el Mercado Central, visitemos el Teatro Nacional, desde donde podremos observar la Plaza de la Cultura (el epicentro social de San José). Debajo de ella, encontraremos una de las tantas instituciones culturales que alberga la ciudad, el Museo del Oro Precolombino, para ver el oro más brillante.
Vibrante y cosmopolita, San José está repleta de bares, restaurantes, centros comerciales y mercados. A lo largo del día, tiene una gran variedad de paisajes y microclimas, que hacen que cada momento allí sea especial.
Situada en el corazón de Centroamérica, Costa Rica tiene playas bañadas por el Océano Pacífico y el Mar Caribe. Las primeras, tienen un oleaje perfecto para practicar surf. Se dice que Costa Rica tiene una de las mejores áreas de surf del mundo entero. Aquí, la preferida de muchos es Pavones, donde se forma la famosa "ola larga izquierda". Las segundas, se destacan por sus grandes ecosistemas acuáticos, arenas negras y blancas, y un color del mar único.
Una de las mejores playas del mundo, la encontraremos en el Parque Nacional Manuel Antonio. Un paraíso tropical, que nos espera en la costa del Pacífico con arrecifes de coral y playas de arenas blancas, que se respaldan en verdes bosques. Más de cien especies de mamíferos y casi 200 de aves, forman parte de la variada fauna que podremos encontrar en el parque. Los senderos, que serpentean a lo largo y ancho de las casi 700 hectáreas del parque, nos guardan grandes aventuras para vivir en el camino entre la costa y las altas montañas.
En el pequeño pueblo de Manuel Antonio, podremos disfrutar de agradables momentos con los lugareños, recorriendo sus mercados y deleitándonos con sus comidas típicas como el rico "casado".